Cuando la ignorancia impera en el cerebro de un ser humano a pesar de que, en teoría esgrima alta preparación profesional, en la práctica por su deficiente intelecto los lleva a convertirse en claros violadores de los derechos humanos, en este caso el derecho a la recreación de unos niños y de unos adolescentes que sueñan en llegar a equipararse con un James Rodríguez, con un Radamel Falcao o a formar parte del Deportivo Pasto.
Pero estos sueños se truncan si la Administración Municipal se sale con la suya, la de acabar con la cancha de fútbol del barrio Santa Mónica, donde se pretende construir un hospital que sin duda, será un hospital de tercera o cuarta categoría, importándoles “un carajo” el derecho a la recreación y a la salud que tienen no solo los niños sino también los jóvenes y los adultos que en dicho campo practican su deporte favorito: el fútbol.
“Me causa risa y me da rabia” escuchar las costosas publicidades que la Administración municipal paga a ciertas emisoras y periodistas “lambonas” pidiendo al pueblo dizque “practicar un deporte siquiera tres veces a la semana para mantener una buena salud”, y sin embargo acaban con los campos deportivos; ¿dónde entonces lo irán a practicar?, ¿en las calles? ¿exponiéndose al peligro de ser atropellado por un vehículo manejado por un conductor irresponsable como tantos que tenemos en Pasto? o ¿se dedicarán al ocio y al sedentarismo y por qué no a la drogadicción, para llegar después enfermos a “la belleza de hospital que se construirá”? o ¿atrás de las rejas de una cárcel? Pero esto la brillante inteligencia del alcalde no alcanza a comprender.